POSITIVISMO

 


Me gustan las horas muertas de la tarde y las recientes de la mañana cuando el reloj no las ha gritado. Buscar la luna cuando ando buscándome y encontrarla de sorpresa si estoy despistada. La lluvia, su estruendo y el silencio en la calle. Huir de Madrid por un rato y escapar para siempre con un sueño. Las tardes de fútbol dormitando, los viernes cruzando la meta, los sábados de largo desayuno, los domingos salpicados de etílica amistad. Las pelis argentinas llenas de palabras, las canciones de Silvio, los cuentos de Benedetti. Los debates de ideas enfrentadas, los amigos que respetan los silencios, los que sin entender no piden explicaciones, los que no juzgan detrás de un muro, los valientes que dan la cara, los que tienen una idea y no la cambian aun incomprendidos, los que piden sin exigir, los agradecidos, los que conocen sus defectos y se ven reflejados en los otros, la empatía, los que gritan conmigo si me pisan, los ingeniosos de ironía. Escribir sin sentido, encontrar el sentido de escribir, borrar lo escrito ayer. Las palabras que a veces me regalan, las que intuyo tras la discreción, los gestos espontáneos, los besos que no espero, las sonrisas de satisfacción. Dormir con mis gatos, cambiar la almohada por el cuerpo de él, las mantas que pesan, sacar los pies al frio. Ensuciarme las plantas andando descalza, abandonar el mundo si me pongo el pijama, leer sus palabras en el móvil antes de acostarme. Las siestas que me enredan el tiempo, levantarme con ganas de chocolate, mi nevera llena de bombones y botes de cocacola. Los documentales de monos, las series interminables, el cine en el sofá bajo una manta sin anuncios, los monólogos de woody Allen, el paseo en avión de memorias de África, la angustia de los puentes de madison y la descripción de los tejados de Juan diego Botto en Martín H. Pasear despacito arrastrada de una mano que me gusta apretar, mis gatos esperándome a la vuelta, saludando desde la ventana. Los viajes lejos que me muestran lo parecido que es lo diferente, volver a casa. Esconderme dentro de mí y asomar extrovertida a contar lo que he visto. Arriesgar con la seguridad de que sé volver a empezar, la intensidad, la emoción de la desmesura, atracarme con el verbo querer, colarme despacito sin que se note y dentro acomodarme hasta que dure el cuento. Pensar diferente a tantos e igual a muchos, los iconos juveniles de mis ideas que aún guardo conmigo y que aún identifican conmigo. No estar nunca en el centro de nada, tirarme las certezas a pedradas de dudas y volver a edificarlas. La coherencia de sueños de ojos abiertos y el absurdo recuerdo de ojos cerrados. Mirar atrás y no arrepentirme, mirar atrás y no añorar, mirar atrás y descubrir que algo sigue vivo delante…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Vengo del otro blog, navego desde ese horizonte para sencillamente repertirte al oído muy bajito que me gusta mucho tu pensamiento y lo bien que escribes. Es deliciosa y no cansa la lectura, esta vez, algo distinta a lo que había leído, pero transmitiendo la sabiduría de la felicidad que se instala en las cosas sencillas. En el texto hay otra clave, me refiero a la dualidad de los contrarios, a esas cosas aparentemente contradictorias que te gusta desarrollar y que componen un ying yang doméstico. Besos

hache dijo...

Sí, soy de sencilla felicidad, de pequeñas y pocas cosas.

Gracias de nuevo por asomarte, por tus amables palabras, por dar un poco de vida a todo esto...

Y a ti ¿qué te gusta? sería una buena forma de descubrir a mi desconocido lector ¿juegas?

Anónimo dijo...

Claro que juego. Me gustan también las cosas sencillas, pues en el microcosmos está escondido el macrocosmos, lo de arriba está abajo, y en lo pequeño se encuentran todas las claves esenciales de la vida. La rutina es un jardín muy hermoso que no solemos valorar por estar acostumbrados a él y, al igual que a ti, me encanta escribir y creo que no lo hago mal del todo. Escribo poesía, género por excelencia de la literatura, y también muchos artículos de colaboración literaria y gratuita en la prensa de mi ciudad. He escrito cuentos y alguna novela, pero la novela se me resiste bastante, quizás porque ya es un género prostituido por el dinero, no lo sé. También me apasiona la fotografía, quizás porque tengo incapacidad para el dibujo y en ella encuentro un reflejo, cierta capacidad para captar los instantes. Te dejo un poema mío a ver si te gusta y te mando un beso
Quiero amarte desde esta distancia muy prudente
que nunca de soslayo te roza. Alondra grácil vuelas,
dejas la estela imposible de un futuro que tiende
puentes tan invisibles como el aire que besas.

Yo no sabía amar sin asir la turgente
corpórea piel dulce de aquel ser que se desea,
ignoraba antes la última puerta del transigente
amor que amor concede desde la otra ribera,

que se contiene puro sin ser manifestado
y sin cruzar el río que separa las almas,
pues yo antes no sabía contener el velado

sentimiento que crece con la verdad en llamas,
no detenía dentro el agua pura de encanto
e ignoraba que el claro amor siempre se calla.

De los poemas " Del amor callado"

hache dijo...

Buenas tardes, Guillermo.

Me encantó el poema y conocer que la poesía es tu lenguaje, algo que, por otra parte, ya habían evidenciado tus pensamientos, expresiones y palabras. Te confieso que me inhibe un poco emitir un juicio, mi capacidad sólo alcanza a disfrutarla y a despertar el deseo de conocer más.

De nuevo gracias por compartir tu verbo y enriquecer este espacio.

Un beso desde la puerta de esta tu casa.